En Las horas antiguas, Michael Bible nos sumerge en Harmony, un pueblo imaginario del sur de los Estados Unidos, que no se trata solo de un pueblo, sino de un rincón oscuro de la existencia humana, donde las vidas se mezclan y se imbrican simultánea y paralelamente, cada cual con su pena, con su tragedia, su búsqueda, y su manera única de huir de la soledad que, tarde o temprano, produciendo enfados para unos y alegría para otros, nos consume a todos, empatando en la democratización de la ley y la muerte cuando decimos que la ley es o debe ser igual para todos, al igual que la muerte nos conduce a la consoladora nada del no ser. Harmony no es solo un lugar; es una cárcel de recuerdos y heridas, de heridas y recuerdos. Es el eco perdido en la oscuridad y lejanía de voces vagando entre las páginas de la historia, un lugar en el que el reloj de arena dejó de marcar tiempo alguno, donde las promesas parecen desvanecerse sin apenas tocar el aire, sin apenas sentir un breve cosquilleo en las entrañas, cosquilleo digno del recuerdo de aquel amor de verano, de esa mezcla entre felicidad y tristeza, y la aceptación de que solo pudo ser lo que aún es, en algún recoveco del alma, aunque ya se haya ido porque, de no haber sido, no hubiera existido; nada hubiera quedado. La historia sigue a Iggy, un joven marcado por todas las muertes prematuras con las que tuvo que vivir, con las que tuvo que lidiar. Roto de alguna forma que las palabras apenas pueden tocar. En un instante de desesperación o en una repentina chispa de cordura se convierte en el origen de una tragedia: inmolarse en una iglesia y arrastrar consigo a veinticinco almas. Es como si Iggy mismo fuera el viento huracanado que arrastra la tormenta y deja que cada habitante de Harmony vuelva a mirar dentro de sí mismo. Está Farber, está Cloud, está Cleo y Paul, y todos los que, a su manera, portan sus propios demonios y buscan, de alguna forma, el perdón de un pasado que se siente demasiado pesado como para dejarlo atrás a través del amor, que parece ser la salida a todos sus problemas y tragedias; a todos nuestros problemas y tragedias. Bible teje una narrativa poética y sencilla, casi como un susurro al oído que se cuela en los pensamientos más oscuros y pueriles y honestos, en esos rincones de la mente donde solemos guardar nuestros arrepentimientos y lo que jamás diríamos, allí donde guardamos esa utopía de cómo nos comportaríamos si nadie nos estuviera viendo. Al estilo de Capote o Carson McCullers -como indica la contraportada, es decir, ellos mismos-, no nos cuenta la historia en línea recta, sino en retazos, dando saltos temporales, en reflejos de lo que alguna vez fue y ya no es. Harmony, al final, no es solo un pueblo, sino el propio laberinto de nuestros errores y nuestros deseos de redención, un lugar donde todos se sienten condenados a buscar consuelo o a seguir huyendo hasta que, como Iggy, simplemente no pueden correr más. La culpa, la verdad, la redención, las drogas, los excesos, el amor, la experimentación… Bible nos lanza estos temas de una forma cruda, como la vida misma, en una mezcla de lirismo y brutalidad. Al final, cuando cierro el libro, es como si yo mismo hubiera caminado por Harmony, arrastrando mi propio vacío, preguntándome si de verdad existe ese consuelo que todos perseguimos o si, en algún rincón de nuestra alma, la soledad y la muerte prematura siempre nos gana. Todos hemos sido Iggy alguna vez. A todos nos ha ganado la Constante alguna vez.

Es curioso cómo la violencia y el amor se entrelazan en el relato, y cómo consiguen emocionar. Muy bonito, muy triste, tremendamente bello.

Libro que vuelve a dar una vuelta de tuerca sobre la sociedad americana del sur, como esa violencia que llevan dentro de los genes tarde o temprano sale a la superficie. Tenemos todos los ingredientes de esta historia conocida por todos (racismo, homofobia, sectas, pueblo pequeño, opresión religiosa, ostracismo, drogas, videojuegos...)bellamente escrita demuestrando la maestría del autor. 4 capítulos que cuentan distintos puntos de vista con historias que se van superponiéndose a la trama original, dándole aparte una dimensión atemporal y universal. Quizás la última parte se me ha quedado algo más descolgada de las otras tres.

Un relato corto sobre las diferentes perspectivas que tiene una tragedia que engancha desde el principio.

Corto pero rico, de una profundidad que no esperas y que te hace ver el mal desde el otro lado, de forma que casi lo entiendes. Vidas entrelazadas a lo largo de los años, pero sin que en realidad haya cambiado nada con el paso del tiempo.

le falta profundidad

Un gran relato de la USA profunda.