Margherita está a punto de embarcarse en una experiencia tan mágica como temida: la secundaria. Siente el vértigo de lo desconocido y tan solo el calor de su entrañable abuela, su hermano pequeño y sus adorados padres le ofrecen la protección y el valor que necesita para enfrentarlo. Todavía no sabe que la madurez se conquista a través del dolor. Lo descubre el día en que recibe un mensaje de su padre anunciándole que se va de casa. Margherita siente que cae en el abismo, y ni siquiera los sabios consejos ni los refranes sicilianos de su abuela conseguirán arrancarla de su tristeza. Será su vínculo con Giulio, un alumno de cuarto, de ojos de hielo y negrísimo pelo, quien se convertirá en su primer y gran amor, lo que la hará reaccionar y finalmente la empujará a la búsqueda de su padre. «D'Avenia ha logrado hacerse suyos a lectores apasionados y muy exigentes, y se ha convertido en el referente para muchos jóvenes que de alguna forma lo consideran su maestro.» Avvenire