Hay cualidades que se convierten en definitorias de algunas personas. Y en Alfonso Escuadra yo aprecio como una de sus mejores cualidades la de la audacia. Comparto con él un interés profundo por la historia militar. Y ya me sorprendió con el primer trabajo suyo que leí, el estudio sobre unas tropas de élite alemanas en la II Guerra Mundial que, sin embargo, apenas habían sido estudiadas, ni siquiera en Alemania. Me refiero a las unidades "Feldhermhalle". Y no solo asumió tal desafío, sino que lo hizo con una metodología tan rigurosa y rica en detalles que no dejó matiz sin cubrir.Otro buen ejemplo de la mezcla de audacia y rigor en sus planteamientos se materializó en su estudio sobre los españoles que habían servido en la "Kriegsmarine" durante la II Guerra Mundial. Un tema cubierto por una espesísima capa de silencio, sobre el cual apenas había algunos confusos rumores, hasta que él desveló hasta el último detalle. Hoy, gracias a Alfonso y su libro "Bajo las banderas de la Kriegsmarine", ningún aspecto de la participación española en la campaña contra la URSS está tan minuciosamente estudiado como este.Al abordar el tema objeto de este libro, Alfonso vuelve a demostrar su audacia para enfrentarse a un aspecto y un momento de nuestra historia sobre el que han corrido tamaños ríos de tinta. Y donde existen análisis absolutamente enfrentados, defendidos con ardor por bandos opuestos. En lenguaje coloquial diríamos que es meterse en un avispero. pero él lo ha hecho, y con el rigor analítico y documental que le caracteriza, nos ofrece una visión diáfana, y nada sesgada por sectarismos, sobre un suceso capital en nuestra historia contemporánea.Al que además, aporta una nueva perspectiva, inédita. Porque si se ha escrito hasta la saciedad sobre el problema de Gibraltar en la II Guerra Mundial en sus aspectos diplomáticos, poco o nada se había analizado el tema desde el punto de vista de la historia militar. Nada extraño, dado el olímpico desprecio de nuestros departamentos universitarios por la historia bélica. Y, sin embargo, se trataba exactamente de eso: de expugnar una de las bases militares mejor defendidas del mundo. ¡Tenía la Wehrmacht la capacidad real de hacerlo?.