Constante renovador del cómic, donde investiga para alterar el orden habitual de la página, Silvestre, el alter ego experimental de Federico del Barrio, regresa después de sus dos entregas anteriores, Relaciones (1996) y Simple (1999), con un nuevo álbum, Impertérrito. Una exploración, una inmersión, un adentramiento. Primero en él, el Impertérrito, un objeto que, por obra y gracia del lenguaje, se transforma en personaje. Después, cuando ya el personaje ha quedado reducido a la nada, un encuentro de Silvestre consigo mismo. Hannah Arendt cita en una entrevista con Wernher Von Braun esta frase: «La investigación básica se produce cuando hago lo que no sé qué hago». No hay mejor resumen de este libro.

Silvestre, seudónimo de Federico del Barrio (Madrid, 1957), inició su trayectoria en 1990, en el número siete de la revista Medios Revueltos, que nunca llegó a publicarse. Fue en el número dos de la revista franco-belga Pelure Amère donde finalmente apareció Sylvestre, coincidiendo el nombre del autor y el título de su primera historieta. En 1996, la editorial francesa Amok, recopiló en Relations cuarenta páginas que, en su mayoría, no tenían más conexión entre ellas que un modo alternativo de enfocar el lenguaje tradicional de los cómics. En 1999, Sinse ntido, editó Relaciones en España. Ese mismo año apareció Simple, en Edicions de Ponent, primer álbum extenso del autor que no pretendía ser una novela gráfica, sino una especie de investigación sobre los personajes de los cómics. Esa investigación tiene su conclusión en Impertérrito. Entre un extremo y otro quedaron algunos trabajos dispersos: en 2003 una historieta de dos páginas titulada Présage, para la revista francesa Beaux arts magazine (traducida recientemente en el número siete de La resistencia); otra de seis páginas, Tragedia, recogida en el álbum colectivo en 11-m. Once miradas, de 2005; y varias colaboraciones en Nosotros somos los muertos, El ojo clínico o Le cheval sans tête.