"El discreto" está formado por una serie de capítulos que explican una habilidad o virtud necesaria para que cualquier persona se comporte de manera discreta, adecuada y prudente. Como Séneca, Baltasar Gracián identificó la virtud con la sabiduría y nombró la prudencia como valor insustituible para alcanzar la felicidad. Pero la doctrina estoica del escritor latino consideraba la tranquilidad como una finalidad en sí misma. Gracián, sin embargo, admira la vida de acción y mantiene una actitud aristocrática que congenia imperfectamente con el estoicismo. La sujeción de uno mismo y la tranquilidad de espíritu son para él las mejores herramientas para triunfar en la vida, pero no son fines en sí mismas.