Tánger y Melilla sirven de contrastes simbólicos para anudar a ellas la imaginación literaria y la atención existencial. Pero Tánger se mantiene sola como foco de una litera tura de ficción, géneros y testimonio. En torno a la ciudad, sin apenas relevancia en el curso objetivo de los decisivos hechos históricos (marroquíes y españoles) del pasado siglo, se está forjando una enorme mitología gracias a escritores españoles, que han hecho de ella su bóveda imaginaria.