La inhumación de los restos mortales de Rodrigo Díaz de Vivas en Cardeña en 1102 y las oportunas donaciones hechas por doña Jimena a dicho monasterio en beneficio del alma de su llorado esposo dieron lugar a una tradición legendaria y los juglares empezaron a cantar las hazañas del Cid..., en una leyenda que ha llegado a nuestros días.

En todo caso, aparte de la breve noticia contenida en la Crónica najerense (h. 1160), el siguiente relato conocido de los hechos cidianos es el "Poema de Mío Cid" (también conocido como el "Cantar de Mío Cid"), que se ha fechado entre 1201 y 1207. Difundido por los juglares en plazas y castillos, el poema constituye, al tiempo, una exaltación de los grandes valores del honor y la libertad y un cuadro de costumbres de la época, pese al material ficticio que también incluye. En todo caso, la poética fabulación literaria transfigura e idealiza la egregia figura del héroe castellano hasta convertirlo en un arquetipo de epopeya y en un héroe intemporal.

La edición canónica del Cantar de Mío Cid de Ian Michael, al fin revisada y en nueva edición. 

Ian Michael, el gran hispanista medieval, estudió en la Universidad de Sevilla y en el King's College de Londres. Doctor en Filosofía por la Universidad de Manchester, fue profesor titular de esta universidad y luego catedrático en la Universidad de Southampto. Especialista en la historia medieval española, ha trabajado en la edición crítica de varios textos, como el Cantar de Mío Cid.