«En vista de la actual discusión sobre el diagnóstico prenatal para evitar los niños con síndrome de Down, la historia de Willy nos plantea una cuestión: ¿qué valor tiene de la vida de una persona con síndrome de Down y de los que viven con él? ¿Qué grado de "imperfección" estamos dispuestos a aceptar en nuestros hijos? ¿Qué grado de comprensión tiene cada uno en su trato con personas "especiales", por ejemplo, con síndrome de Down, en una sociedad que se empieza a plantear y a hacer posible la participación de estas personas en el mundo de la mayoría social, en parvularios integrados, escuelas de aprendizaje compartido y puestos de trabajo en el mundo laboral? Que los padres con un niño discapacitado lo tengan más difícil de lo que debería ser, es una realidad vergonzosa y el espejo en el que se debería mirar una sociedad rica como la nuestra. / Planeta Willy no es, en este sentido, de gran ayuda, con su carácter conmovedor y humorístico. Es uno de los libros que utilizamos en la escuela como herramienta de inclusión [...]. Ayuda a quienes conocen un Willy a olvidar sus propios patrones e ideas preconcebidas y a empatizar con el otro.» Johannes Köper, director de la escuela primaria Halfengasse de Niehl.