Hace unos meses tomé la decisión de dejar de escribir, no dejar de escribir, sino considerar que ya había escrito suficiente y que no era necesario almacenar ni archivar más palabras en ningún sitio. Después de toda una vida escribiendo, pensé que la escritura me había ayudado a mirar el mundo, pero que de nada servía ya compartir esta visión junto a miles de millones de miradas sordas. Sin embargo, pasados unos días, y tras darme cuenta de los cambios políticos que se estaban dando en el planeta, decidí reiniciar la escritura, si cabe, de una forma más febril que nunca. En un momento histórico en el que el odio se ha adueñado de la conciencia colectiva hasta el punto de permitir que unos seres abyectos y genocidas tomen el control de la nave en la que viaja la humanidad, la escritura resurge como una forma indómita de resistencia frente a la ignominia, y como acto de reivindicación de la memoria de la tierra. Una forma de subvertir la injusticia de un futuro impuesto desde la más absoluta marginalidad.El fascismo avanza con sus inconfesables y ordinarias mordazas.No se dejen arrastrar por la corriente.Luchen.Es ahora, o ahora.(Julio Fernández)