La Constitución de la Nación Argentina de 1853, promulgada en Santa Fe bajo el liderazgo de Justo José de Urquiza, es un documento fundamental en la historia política y social de Argentina. Inspirada en las ideas progresistas de Juan Bautista Alberdi, plasmadas en su obra "Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina", esta Constitución se erige como un pilar en la formación del Estado argentino moderno.El objetivo principal de esta Constitución era establecer un marco legal y organizativo que permita la unión nacional en un país marcado por conflictos internos y divisiones provinciales. Entre sus propósitos centrales, destacan la consolidación de la justicia, la garantía de la paz interior, la defensa común del territorio y la promoción del bienestar general. Además, se enfatizaba en la importancia de asegurar los beneficios de la libertad para todos los ciudadanos, un principio revolucionario para la época.La Constitución se divide en dos partes esenciales. La primera parte aborda las declaraciones, derechos y garantías fundamentales, estableciendo un conjunto de principios y libertades civiles que forman la base de la sociedad argentina. Esta sección refleja la influencia del liberalismo clásico y de los ideales democráticos, centrados en la protección de los derechos individuales y en la limitación del poder gubernamental para asegurar la libertad personal.La segunda parte se dedica a la estructura y funcionamiento de las autoridades de la Confederación, incluyendo el Gobierno Federal y el Poder Legislativo. Aquí se detallan las responsabilidades y límites de cada rama del gobierno, estableciendo un sistema de equilibrio y separación de poderes inspirado en modelos constitucionales contemporáneos. El Congreso, con la facultad de formar y sancionar leyes, juega un rol crucial en este esquema, funcionando como un pilar del sistema democrático y representativo.La Constitución de 1853 marcó un hito en la organización política de Argentina, y sentó las bases para el desarrollo de una nación moderna, unida y comprometida con los principios de libertad, justicia y democracia. Su influencia perdura hasta hoy, siendo un testimonio de los esfuerzos por construir una sociedad más justa y equitativa en el contexto latinoamericano del siglo XIX.