En un mundo donde lo fácil es lo ilegal, Pedro Castro, tras su fulgurante acceso, vuelve a enfrentarse a su pasado reciente, que parece perseguirlo a pesar de sus denodados esfuerzos. El traslado a Madrid lo ha colocado en una posición peligrosa, ya que tiene acceso a todo, incluido a lo que no se debe conocer. Y esa tesitura lo va a poner en peligro. Su ilusión por defender la verdad competirá con las dudas que se generan al tener que desconfiar de cualquiera que le rodea, y que se puede tornar enemigo, corrompido por los tentáculos del poder, que parece no tener fin en su avaricia. Los apoyos que, al principio, parecen llegar de todos lados, se vuelven inestables y desconfiados, lo que provocará que se encuentre solo ante las peores circunstancias.