Una de las maravillas de la creación novelística es que permite construir mundos que, siendo inventados, se imponen con su fuerza a la realidad. En estas páginas descubriremos la existencia de un cuadro que Francisco de Goya pintó por encargo de la ciudad de Murcia y que luego, tras pasar por las manos del conde de Floridablanca, el líder Antonete Gálvez o el político Cánovas del Castillo, acabó siendo embarcado en el célebre trasatlántico Titanic, con el cual se fue a pique en abril de 1912. Dueño de una inventiva excepcional y de unos elevados conocimientos históricos, Santiago Delgado nos propone una aventura que transcurre en varios países, donde iremos descubriendo a un buen número de personajes de los siglos XIX y XX. Su sorprendente e inesperado final asombrará a los lectores.