Incluso en la templanza otorgada por la madurez y aun teniendo una vida plena, necesitamos estar presentes, formar parte del todo, estar y sentirnos vivos. Hoy en día esto se hace más palpable gracias a las redes sociales, un universo virtual y paralelo que nos brinda en un instante la posibilidad de expresarnos, de compartir, de conocer y de reencontrarnos. Una especie de chispa eléctrica que nos conecta y nos devuelve al mundo. Escrita desde una hermosa sencillez, la historia de Teresa y Rafael viene a demostrarnos cómo la cultura es el vestido del alma, al mismo tiempo que también nos recuerda la paradójica dualidad de opuestos que conviven conformando nuestra esencia: la fragilidad más extrema junto a la fuerza, colosal e inquebrantable, del ser humano.