Nos encontramos en el castillo de Simancas. El obispo Acuña sufre prisión en sus mazmorras desde septiembre de 1522, bajo la custodia de su alcaide, Mendo Noguerol. El prelado solo tiene cinco aliados que podrían servir como testigos en su defensa, porque el proceso judicial, presidido por el juez Antonio de Roxas, arzobispo de Granada, tiene el marchamo de terminar en condena, probablemente a muerte, por la inquina mutua que ambos prelados se tienen. Sea de la boca de Acuña o de los amigos que acuden a visitarlo a su celda, en este libro descubrimos las razones del levantamiento comunero, los entresijos políticos y estratégicos de uno y otro bando, las disputas eclesiásticas, la guerra, las batallas que la formaron, la vida pública de Acuña, su detención (mayo de 1521), sus enfrentamientos personales con Roxas y Noguerol, la muerte violente de este, el intento de fuga del obispo, su reencuentro nefasto con el juez Ronquillo, su tormento y el sorprendente desenlace.