Los dos primeros imperios chinos, las dinastías Qin (221-207 a. C.) y Han (206 a. C. - 220 d. C.), forjaron un sistema político, unas estructuras sociales, una organización económica y unos cimientos culturales de una perdurabilidad asombrosa. La unificación que impusieron estas dinastías, la expansión territorial y la mezcla de poblaciones que ello supuso, convierten estos cuatro siglos en una época crucial para su historia.Gracias a los mejores especialistas, la presente obra ofrece una notable síntesis sobre la historia y la civilización de este periodo fundamental, cuyo estudio ha sido profundamente renovado por los numerosos descubrimientos arqueológicos de las últimas décadas.
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