El lugar de redacción fue una celda de la Bastilla, una de las prisiones en las que transcurrió casi la mitad de la vida del escritor. Y el procedimiento utilizado para transportar al papel sus ideas, para materializar en un texto su desbordante imaginación, fue llenar, con letra microscópica y por ambos lados, un rollo de papel de algo más de dos metros de largo y doce centímetros de ancho, constituido por pequeñas hojas peagdas unas a otras, en la esperanza de que así se pudieran sacar de la prisión por algún procedimiento discreto y la obra llegara a ver la luz pública.
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