De regreso a "Ser estando en sí. El pensamiento sobre la conciencia de María Zambrano"explora los pasajes decisivos en los que la filósofa atendió la evolución de la conciencia en su Obra, desde sus primeras publicaciones, hasta "El hombre y lo divino". Es sobre todo a partir del exilio cuando Zambrano despierta a un saber que trasciende a su genio, llegando a los umbrales de un Conocimiento superior que expresó de manera genuina.

En los albores del siglo XX se hizo evidente la paulatina transformación de la conciencia de la sociedad occidental, de ahí que desde todos los ámbitos del saber se buscase la esencia de lo que significa ser humano. El necesario cambio, que llevaba siglos gestándose, tuvo como punto de inflexión la constatación de la inoperatividad del sistema de vida que Occidente había construido. María Zambrano supo observar que este proceso responde a una nueva forma de entender a Dios y lo sagrado. Aunque lejano en tiempo y distinto en forma, el fondo de esta transformación guarda muchas coincidencias con dos puntos cruciales en la historia del pensamiento occidental: los orígenes socráticos de la Filosofía y la llegada del Cristianismo. Con Sócrates llegó un saber que trastocó la concepción pitagórica de lo celeste para adentrarse en otra forma de entender el campo supraceleste.

Mientras que el Cristianismo, empleando como pretexto el origen de su legado, afianzó un sistema ritual que ha operado en la estructura de la sociedad desde entonces y que ha condicionado la capacidad de comprender el mundo de las creencias. En su "Perì Philosophías", Aristóteles explica que la visión que el hombre posee de Dios está directamente relacionada con la manifestación de la cultura, con la vocación de ser de un modo específico. Explica, además, que la caída y la llegada de una nueva manera de comprensión de lo celeste es la antesala a un nuevo ciclo en las edades del hombre. Zambrano, ofreciendo una visión consciente del pasado, demuestra cómo en el siglo XX se cimentó el siguiente paso en las edades del hombre, de cuya continuación somos testigos en pleno siglo XXI.