Tengo la mente repleta de islotes y no me caben los sueños entre tantas mareas. Muchos acaban rodando por la fina arena y, después de un largo viaje, alcanzan el fondo del mar. Acarician la oscuridad, el silencio y el fango.áDe los sueños sumergidos nacen bellas sirenas de asombrosos cantos. Anhelan, por encima de todo, quebrar los corazones más grandes y más hermosos. De lejos se aprecia el brillo de un ejército de escamas.Otros sueños quedan atrapados entre la hilachada corteza de las palmeras después de suplicar al viento. Nacen marineros de semblante serio, frondosas barbas y parcos en palabras. De lejos se puede oler el humo de sus pipas.áTienen navío propio con anchas velas blancas y, con las manos sobre el timón, piensan en esas preciosas muchachas españolas que esperan en los puertos del Sur para escuchar atentamente gloriosas historias de tormentas.Sí, tengo la mente llena de islas y los querubes de tinta invisible agarran el plumín como si de una espada se tratase. Alzan