En las décadas centrales del siglo XX, el sector de la construcción madrileño pasó de gestionar los escasos recursos disponibles tras la Guerra Civil a enfrentarse a una de las mayores fases expansivas de su historia, la del llamado&nbsp,milagro económico. Los edificios construidos en ese periodo fueron proyectados en su mayor parte por pequeños estudios de arquitectura, cuyos profesionales asumieron también el control técnico de las obras. Uno de estos estudios fue el de Luis Gutiérrez Soto, tal vez el arquitecto más prolífico de Madrid. Entre los miembros de su reducida plantilla estaba el aparejador Pablo Alonso Gurumeta, que fue el encargado del seguimiento de muchas de las obras de este y otros estudios. Gurumeta dejó constancia de su trabajo en innumerables detalles de obra o cuadros de avance de tareas, que se conservan hoy en el archivo de la Escuela de Edificación de Madrid. Estos documentos permiten entender el modo en que se ejecutaban las obras, acreditando la importancia de una profesión callada, pero esencial en la conformación de la ciudad. El presente libro pretende ser una invitación a la consulta de ese archivo. En sus cajas se esconde una historia diferente de una de las etapas más fascinantes de la construcción de Madrid.