Bollullos, cuadros de una infancia es una obra de carácter autobiográfico y aun siéndolo se ubica muy lejos de las autobiografías al uso. Su formato literario oculta un sustrato sociológico, antropológico, explicitado a través de un delirante realismo mágico, donde materialidad y fantasía se entremezclan continuamente.Treint a y tres relatos, que yo denomino cuadros, se despliegan en el contexto socio-histórico de los años 60, en aquel tardofranquismo que parece morir ante una democracia que se presume distante todavía. Treinta y tres es el número maestro de las religiones, del pitagorismo y de la masonería. Y treinta y tres son también las magníficas ilustraciones de Pablo Merchante, un extraordinario pintor, y hoy también dibujante, que desde el expresionismo más bello, sutil e irónico refuerza el agudo y complejo mensaje de los textos.
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